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La Bolsa de Bielsa: Historia, memoria y un camino para recordar

La Bolsa de Bielsa

El Valle de Bielsa, hoy sinónimo de la naturaleza intacta y tranquilidad que muchos de vosotros ya conocéis, fue, durante la primavera de 1938, el escenario de uno de los episodios más duros y conmovedores de la Guerra Civil Española.

Conocido como La Bolsa de Bielsa, este capítulo histórico marcó para siempre la identidad del valle y de sus gentes. Esta es una historia de resistencia y exilio cuyos ecos aún resuenan entre las montañas que rodean este rincón del Pirineo aragonés.

¿Qué fue la Bolsa de Bielsa?

En la primavera de 1938, tras la ofensiva franquista en Aragón, unos 7.000 soldados republicanos del Ejército del Este, junto a cerca de 4.000 civiles, quedaron aislados en el Valle de Bielsa. Habían resistido durante 63 días gracias a su conocimiento del terreno montañoso y al mal tiempo que jugó en su favor. La de Bielsa era una de las últimas bolsas de resistencia republicana en el Pirineo y, al final de sus días, se encontraba ya rodeada por un enemigo muy superior en número y armamento que, además, había hecho añicos los puentes e infraestructuras de los alrededores.

La Bolsa de Bielsa
Calle de Bielsa en ruinas, tras los bombardeos. Alejandro Allanegui. Museo de Bielsa

Cuando las provisiones y la munición llegaron a su fin, la retirada fue inevitable. Era el 9 de junio de 1938. Unas semanas antes, a principios de abril, 4000 civiles del Valle de Bielsa y los valles vecinos como Chistau (en su mayoría mujeres, ancianos y niños) comenzaron una travesía hacia Francia, a través de la montaña, sin saber si regresarían alguna vez a sus hogares.

Esta evacuación forzosa, ordenada por “el Esquinazau”, capitán de la 43 División del Ejército Republicano, salvó la vida de miles de civiles, a los que se unieron, más tarde, los casi 7000 soldados republicanos, siguiendo el mismo camino de alta montaña por el Puerto Viejo de Bielsa.

Cuentan los anales de la historia que, cuando los soldados llegaron a los valles franceses, los campos de refugiados estaban tan atestados de gente que habían comenzado a trasladarlos a otros campos más lejanos

El destino de los refugiados

Los civiles que cruzaron el Puerto Viejo fueron acogidos en estos campamentos improvisados en varias localidades del sur de Francia. Muchos de ellos eran familias completas, ancianos, niños, mujeres embarazadas… Algunos permanecieron en territorio francés durante meses, otros incluso años y muchos de ellos jamás regresaron.

El regreso de los que volvieron no fue fácil: el pueblo había quedado reducido a cenizas. Apenas quedaban en pie una veintena de edificios y la iglesia de Bielsa fue completamente destruida. El bombardeo que se produjo tras la retirada republicana, con la ayuda de la aviación alemana e italiana, arrasó la mayor parte del casco urbano, con el objetivo de impedir que volviera a ser un bastión estratégico.

Algunas de las familias que habían huido a Francia regresaron para reconstruir lo que había sido su hogar, piedra a piedra, en medio de la pobreza y el dolor. A pesar del paso de los años, la Bielsa que hoy vemos no es la misma que existió antes de 1938. La mayor parte de su arquitectura original se perdió para siempre y, aunque algunas casas fueron levantadas de nuevo respetando la estética pirenaica, basta dar un paseo por el pueblo para reconocer que su aspecto actual dista mucho de cualquier otro pueblo de montaña del Pirineo.

El legado de la Bolsa

Hoy en día, la memoria de aquellos días sigue muy presente en el valle. Bielsa conserva un pequeño pero conmovedor Museo de la Bolsa de Bielsa, donde se pueden ver fotografías, objetos personales, uniformes, mapas y testimonios de la época. Un lugar imprescindible para entender la historia reciente del valle y conectar con la realidad de sus protagonistas.

En el archivo digital del Ayuntamiento de Bielsa, pueden consultarse cientos de fotografías que ilustran este capítulo de la Guerra Civil española.

También destaca el Camino de la Memoria, una preciosa ruta de alta montaña que sigue el trazado original que usaron aquellos soldados y civiles para cruzar la frontera. Es posible recorrerlo hoy a pie, como homenaje a estos hechos. El tramo que asciende hasta el Puerto Viejo de Bielsa es, sin duda, uno de los más simbólicos y emocionantes.

Allí, a 2.300 metros de altitud, una placa conmemorativa rinde tributo a los civiles y soldados que caminaron, durante largos y fríos días de primavera, huyendo de una muerte segura. Desde este punto, las vistas sobre el lado francés son impresionantes y la sensación de estar caminando sobre un pedazo de historia lo convierte en una de las excursiones más especiales del Pirineo.

Excursión al Puerto Viejo de Bielsa

La subida al Puerto Viejo puede realizarse desde la boca Sur del túnel de Bielsa, aparcando en el parking que existe junto al centro de control del túnel y tomando el sendero que sale hacia el Norte.

Es una ruta de exigencia media, con desnivel y terreno de alta montaña pero sin dificultades técnicas, accesible para senderistas con experiencia media y buena forma física que puedes seguir en este enlace.

Durante el recorrido, además de disfrutar de espectaculares paisajes de alta montaña, se cruzan torrentes de agua cristalina como El Chorro de la Pinarra, cuya cascada final es visible desde el inicio de la ruta y se transita por caminos cargados de memoria.

Es una de esas rutas que no se olvidan. Por su belleza, por su carga histórica y por el silencioso homenaje que rinde a quienes caminaron por ella no como excursionistas, sino como supervivientes.

La Bolsa de Bielsa - Camino de la Memoria
Vista atrás desde lo alto del Puerto Viejo de Bielsa.

Desde BOJ Casas de Montaña, en el corazón del Pirineo, puedes acceder fácilmente al Museo de la Bolsa de Bielsa, que se encuentra a menos de 10 minutos en coche, y al inicio del sendero que sube al Puerto Viejo, a unos 15 minutos en dirección Francia.

Planifica tu escapada, recorre los caminos de la memoria y descubre un capítulo esencial de la historia del Pirineo aragonés.

Porque a veces, caminar es la mejor forma de comprender.

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